A través de este método los llevo a reconocer el poderoso instrumento álmico y alquímico que somos. En donde nuestra voz es la protagonista de esta bellísima experiencia.
La voz es uno de los conectores más poderosos del planeta. Es una energía de creación divina altamente activa que crea cada instante de tu realidad actual.
Cuando hablo de la voz no me refiero solo al sonido que puedes lograr técnicamente. Me refiero a algo que va mucho más profundo y es lo que te define en casi tu totalidad.
La frecuencia de tu voz y todo lo que ella genera está dado por una historia, un clan, un pasado, una vida de ausencias, sobreprotección, abusos, pérdidas, enojo, traiciones, abandono, juicios, condenas entre tantas cosas más. Por lo tanto tu voz es una construcción. Tu voz esta afinada en relación a las voces que más poder y autoridad han tenido a lo largo de tu vida, sobre todo en tu infancia.
Mi objetivo a través de esta metodología es que llegues a reconocer y conectar con el canal de expresión divina que ya eres para que te lleve a desatar el poder creativo que expande tu grandeza.
Para eso emprenderemos un viaje en donde nos disponemos a resignificar, limpiar y reprogramar todas las vibraciones heredadas que nuestra voz fijó en nuestros tres primeros septenios de vida. Y ¿Por qué nuestros 3 primeros septenios? Porque es de nuestros 0 a 21 años el tiempo que recorre la energía de nuestra voz y alma para llegar a anclarse en totalidad al cuerpo y así expandirse al mundo a través de una frecuencia magnética y autosustentable.
El tema es que la mayoría de las personas no comprenden en totalidad que sus voces son producto de una construcción que han ido asimilando en sus primeros años de vida a través de su matrix familiar, en donde nuestra frecuencia única de manifestación: nuestra voz, se ha ido desequilibrando en sus energías sagradas primordiales y es así como hoy no aprovecha su máximo potencial para crear tu realidad deseada.
Mediante el compromiso de resignificar nuestra frecuencia vocal en nuestros tres primeros septenios de vida, logramos ablandar nuestro instrumento para que el encuentre su propia nota de referencia, para que pueda descubrir su verdadera identidad y se alinee más al deseo y anhelo del alma.
En este camino de purificación y reprogramación de nuestra voz logramos más magnetismo sobre las cosas y experiencias que realmente deseamos y a redescubrirnos a través de una conversación con nosotros mismos en donde salimos del papel de víctima y asumimos nuestra verdadera responsabilidad como protagonistas de nuestra propia existencia.
El reconocernos y conectar con el canal de expresión divina que somos, resignificando las vibraciones que fuimos adquiriendo, nos permite cerrar nuestro pasado en luz, liberando los programas y distorsiones que hasta hoy venimos reproduciendo para adentrarnos a habitar nuestra propia identidad y grandeza.